lunes, 10 de noviembre de 2014

Las Cáritas parroquiales: llenas de ilusión por seguir los pasos de Jesús

San Jacinto de Yaguachi es el nombre de la diócesis, situada en la costa ecuatoriana, en la que trabajan Diana Luengo y Jon Mirena Suárez, misioneros de nuestra diócesis de Bizkaia.  En esta noticia nos cuentan algunas de las tareas que están realizando,  concretamente en el ámbito de Cáritas. 
misioneros de Bizkaia en San Jacinto de Yaguachi

El pasado mes de septiembre  tuvo lugar la Segunda Asamblea Diocesana de Cáritas. Además, estuvimos de estreno con la nueva casa de la Cáritas. Es un edificio que anteriormente perteneció al Dispensario del cuerpo de Damas Consulares, y que al necesitar un edifico más grande, pasó a formar parte de la Diócesis, y por ende a la Cáritas Diocesana.

En esta segunda Asamblea hemos puesto en común el trabajo realizado por  una Comisión, formada por miembros de las diferentes Cáritas parroquiales y en la que también hemos participado nosotros. El objetivo de la asamblea  ha sido el de hacer  un análisis de la realidad, viendo cuáles son los problemas más acuciantes y qué opciones tenemos de resolverlos.

Se trata por tanto de saber cómo actuar sin dar palos de ciego, tratando de que el acompañamiento sea dirigido hacia unos objetivos y hacia una mejoría de la persona.

Otro de los objetivos marcados en esta Asamblea ha sido también el de reforzar y crear nuevos grupos. ya que en la actualidad, contamos con 11  Cáritas parroquiales de las 44 parroquias existentes en la Diócesis, Para reforzar y crear nuevos grupos  empezaremos muy pronto con la Escuela de Formación,  que esperamos ayude a los grupos  a tener un conocimiento de la realidad que les rodea.

La nueva casa de la Cáritas apenas tiene mobiliario, ni armarios ni nada más, pero sí está lleno de personas que quieren transformar la realidad de sus comunidades a través de las Cáritas parroquiales y que están llenas de ilusión por seguir los pasos de un Jesús que dio su vida por los más desfavorecidos, y donde nos enseña que para recorrer este camino no necesitamos sandalias ni cobijas, sino un corazón capaz de amar sin límites.